Satélite SAC- A
El segundo satélite de la CONAE fue el SAC-A, un aparato muy pequeño “de demostración”: sirvió para poner a prueba los sistemas ópticos, de energía, de navegación, de transmisión de datos y de control terrestre de las futuras plataformas SAC, y especialmente el SAC-C. Colocado en órbita sin problemas por el Trasbordador Endeavour el 14 de diciembre de 1998, excedió su vida útil de 8 meses sin un solo fallo. Cuando finalmente cayó y ardió en la atmósfera en octubre de 1999, había dejado más de 10 meses de experiencia tanto en la CONAE como en INVAP en la “bajada” de datos e imágenes, así como en el apuntamiento de cámaras y otras maniobras de control desde la Estación Terrena Córdoba (ETC).
El diminuto SAC-A transitó del tablero de diseño a la integración final en sólo 11 meses, tuvo un costo total de misión de apenas 15 millones de dólares, y cuando ya había cumplido todos sus objetivos de diseño, la CONAE todavía lo usó dos meses más para enseñarle telemetría y control de satélites a un puñado de estudiantes secundarios cordobeses, quizás futuros líderes del Programa Espacial Argentino.
Llegó al espacio el 14 de diciembre de 1998, cuando el Transbordador Espacial “Endeavour” lo eyectó de su bodega. Tras su lanzamiento siguió una órbita fijada a 410 kilómetros de altura. Desde entonces uno a uno fueron probados los equipos y sistemas que componian el satélite argentino. Muchos fueron fabricados en el país y volaban por primera vez. Faltaba comprobar su desempeño en el espacio, para poder utilizar esa tecnología en otros satélites. Luego se dedicó a fotografiar distintas áreas del planeta, especialmente al territorio argentino, como lo muestra la imagen de la Costa Atlántica. Este pequeño “ojo” dió lugar a un satélite con “mirada” mucho más poderosa, el SAC-C, primer satélite argentino de teleobservación, cuyas imágenes sirven para distintas aplicaciones en agricultura y evaluar catástrofes como incendios o inundaciones.
La exitosa operación del satélite argentino SAC-A, colocó a nuestro país entre los pocos que tienen la capacidad de generar tecnología para complejos satélites. Tenía la forma de un cubo, pesaba 64 kilogramos y fue considerado un satélite liviano, del tipo que las agencias espaciales internacionales están adoptando. “Faster, cheaper and better” dijeron en la NASA. De rápida construcción, barato y bueno. Y ponen como ejemplo al SAC-A, los técnicos de CONAE e INVAP (contratista principal del proyecto).
Sus operaciones de rutina fueron: recolectar, almacenar y transmitir los datos de los instrumentos que llevó y chequear los distintos subsistemas, tales como potencia, control térmico, posicionamiento y orientación. En una palabra, se llevó a cabo un completo entrenamiento en la operación del satélite, etapa necesaria para pasar al próximo desafío: manejar un satélite más sofisticado e importante para nuestro país como ha sido el SAC-C, primer satélite de teleobservación argentino.
El SAC-A se controló desde el Centro de Operaciones de Misión. en el Centro Espacial Te\'f3filo Tabanera de la CONAE, en la provincia de Córdoba. Allí los responsables de la misión tomaron las decisiones acerca de los comandos que debían enviarse para operar el satélite. Para ello se dispuso de un modelo de ingeniería de idéntico funcionalmente al que estaba volando. En él se ensayaron, simularon e investigaron situaciones que luego se plantearon al satélite en vuelo, de modo tal que este “mellizo” aseguró diagnósticos y verificó que los comandos enviados al “real” fueran los correctos. Así se evitó que un comando erróneo lo dejara fuera de control y provocara su pérdida definitiva, como había ocurrido en la historia espacial internacional con importantes costos económicos.
Los instrumentos que portó el SAC-A y su desempeño:
1. Rueda de Inercia: sistema que permitía girar y estabilizar el satélite. Fue un dispositivo diseñado y construido en el país. Su funcionamiento fue perfecto, respondió en un 100% al control propio del satélite y a los comandos desde tierra.
2. Sistema de Recolección de Datos: se experimentó para la puesta a punto del sistema de seguimiento de ballenas. Funcionó acorde a lo previsto: recibió señales desde tierra como las que producirian los instrumentos que portan las ballenas. (Almacena datos y los envía a Tierra cuando se le ordena).
3. Celdas Solares: fabricadas en el país por la Comisión Nacional de Energía Atómica. Los parámetros de generación de energía fueron óptimos. También se las utilizó como sensor para detectar el Sol y así apuntar mejor al SAC-A, de modo que los paneles generadores de potencia para todo el satélite recibieran la máxima energía solar.
4. Sistema GPS Diferencial: este sistema usó la información que produce la constelación de satélites de posicionamiento global. Fue la primera vez que se utilizaba en un satélite, no sólo para determinar la posición orbital y su velocidad, sino también para determinar su orientación.
5. Magnetómetro: este instrumento proveyó datos del campo magnético terrestre. El análisis de los datos obtenidos permitió perfeccionar el modelo de campo magnético conocido y estudiar las interacciones físicas entre el Sol y la Tierra.
6. Cámara Pancromática de Teleobservación: esta cámara experimental puso a prueba las técnicas de espacializar una cámara fotográfica digital de circulación comercial, esto implica prepararla para funcionar en el espacio. Con ella también se probó la manera de tomar imágenes, procesarlas, catalogarlas e insertarlas en un sistema de distribución. Especialmente agrega experiencia con imágenes propias, a la entonces acumulada en los últimos años de operar con satélites internacionales. Los experimentos con esta cámara fueron de hecho los últimos en el cronograma de tareas del SAC-A.
La primera imagen obtenida sobre el territorio nacional correspondió a la zona del estuario del Río de la Plata (izq. Foto obtenida por el SAC-A sobre Peninsula de Valdez) hasta entonces se habían tomado un centenar de imágenes, pero muchas tienían coberturas nubosas que no permitían identificar territorio. La próxima etapa programada fue la de obtener imágenes en lugares determinados, orientando la cámara para tal fin. Hasta donde se experimentó la cámara, el comportamiento fue exitoso, lo que constituyó un hito histórico obteniendo imágenes satelitales con tecnología satelital propia.
Comprobado el correcto funcionamiento de los distintos sistemas e instrumentos que llevó el SAC-A, los técnicos estuvieron satisfechos porque la experiencia que les ha dado hasta ahora la operación del satélite, fue única e irreemplazable. Enseñó, poniendo a prueba al satélite, al equipamiento del Centro de Operaciones y a los científicos, tecnólogos y personal de la CONAE e INVAP, que con su vocación y profesionalismo impulsan día a día el desarrollo espacial argentina.
Revista Aeroespacio - INVAP